Nuevo horario de invierno podría incentivar ahorro energético y bajar tarifas
>> 7 de abril de 2010
El 3 de abril, con dos semanas de desfase respecto a otros años debido al terremoto, comenzó a regir el horario de invierno. En la madrugada del sábado, el país tuvo que atrasar una hora los relojes, medida instaurada hace décadas en gran parte del mundo que tiene fieles detractores y abre el debate cada año.
Pero en tiempos difíciles como los que hoy atraviesa el país tras la devastación del terremoto del 27/F, el nuevo régimen podría ser un aporte, no sólo porque descongestiona un poco el uso de la energía central, sino porque podría llevar eventualmente a la baja las cuentas de la luz, lo que alivianaría la cartera de gastos de muchas familias este año.
Esto parece una contradicción cuando, ya con el estado climático del invierno, el cambio de horario se traduce en días más cortos y menor uso de luz natural. No obstante, los expertos señalan a Terra.cl que no existen a la fecha indicadores certeros, por tanto nada avala que exista una baja relevante del consumo eléctrico en el verano.
Esta medida fue propuesta por primera vez en EEUU hacia 1907 y sirvió mucho durante la Primera Guerra Mundial para ahorrar carbón. Pero, ¿qué tan viable es hoy?
Decongestión horaria
A juicio del director del Centro de Innovación Energética de la U. Santa María (USM), Jaime Espinoza, el beneficio de esta medida se relaciona con el consumo en las horas peak o de mayor demanda. De hecho, en otros países se usan medidores con tarifas diferenciadas según la hora de consumo, para incentivar la descongestión.
"No es lo mismo el ahorro de 1kwh en la tarde, donde la energía es más cara porque existe una mayor demanda y el sistema eléctrico está más exigido, que el mismo kwh en la mañana, donde hay un excedente de energía", explica Espinoza. Entonces ahora, al haber más luz en la mañana, hay margen potencial para el ahorro.
Incluso monetario, indica el académico de la USM. Y es que en Chile el SIC funciona con base hidráulica, por tanto aprovechar la luz solar en verano, permite resguardar los embalses de agua para el período invernal. Entonces "todos ganamos" si las empresas eléctricas hacen notar el menor costo de sus procesos en las tarifas para los usuarios.
Como ejemplo para nuestro país, "existen en varios países centrales hidráulicas que en la noche (energía barata) bombean agua a un embalse y en las horas de punta (19:00), la vuelven a generar con turbinas hidráulicas", concluye Espinoza.
Eso sí, "aparentemente los efectos económicos serían marginales, y de traspasarse a los consumidores, ese efecto será también marginal en las cuentas", argumenta Waldo Hudson, director de la Escuela de Recursos Naturales del DuocUC.
Ahorro marginal
No se ha podido medir en su magnitud, es lo que estima el consultor jefe de Enermark, Mario Peralta. En la época en que comenzó a implementarse este régimen, "se entendía que había un aplazamiento del consumo tanto del alumbrado público como privado, pero con los años las matrices energéticas han ido variando mucho".
Lo mismo opina Francisco Labbé, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la U. Andrés Bello (UNAB). Cuando se activó el sistema, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, había una fuerte sequía y sólo dos operadores controlaban el sistema hidroeléctrico, Endesa y Chilectra, por lo que el racionamiento respondía al déficit.
"Pero hoy no existen las razones para estar cambiando el horario", opina Labbé, pues "el tema eléctrico es enteramente privado y hay incentivos a generar más energía. En consecuencia, producir energía hoy es más un beneficio que un costo. No tiene ninguna razón ahorrar energía. No hay cifras que avalen un efecto positivo del ahorro".
Es por eso que, el switch se convirtió en una costumbre. Incluso podría ser al contrario, indica Hudson. Según un reciente estudio de la U. de California, el mayor uso de calefacción en las mañanas de primavera y de aire acondicionado en las tardes calurosas de verano, aumenta el gasto energético tras aplicarse el cambio horario.
Este análisis revisó durante tres años las cuentas de luz de 250 mil hogares de Indiana, estado que no incorporó el cambio de hora hasta el año 2006, demostrando que cuando los ciudadanos adelantan sus relojes una hora en primavera, gastan más energía que si no lo hicieran, unos US$8.600 millones adicionales.
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