Matriz y baja competencia en Chile tienen precios de la energía a niveles de Europa
>> 28 de marzo de 2011
Fuente: Diario Financiero

La situación de Chile, al ser comparada con otros países de Sudamérica, es crítica, si se considera, por ejemplo, que Argentina tiene un valor de la energía para consumo residencial de
US$ 29,16/MWh o Bolivia que apenas alcanza los US$ 76,5/MWh, de acuerdo a datos del Sistema de Información Económica Energética (SIEE) de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade). Pero estas diferencias se estrechan si la comparación se realiza con la mayoría de los países europeos, los que en promedio pagan un valor de casi US$ 212/MWh. Las realidades son similares ya que, al igual que Chile, estas naciones dependen de la importación de combustibles y en su mayoría tienen la generación térmica como base, junto con entregarle una buena parte a la generación nucleoeléctrica, en países como Francia y Rusia.
El acuerdo entre los expertos es claro y tiene que ver con que, en la medida que los países utilicen los recursos propios para la generación, no estarán expuestos a la volatilidad de los precios internacionales de los combustibles como el diésel y el gas natural licuado (GNL). En el caso de Chile, pese a que la matriz no es diversificada -casi 60% térmica y 40% hidroeléctrica- la ventaja es que se cuenta con un suministro seguro y demanda constante de energía.
Ritmo de crecimiento
De acuerdo a datos de la Agencia Internacional de Energía, el promedio de precios de la energía de República Checa, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Países Bajos, Noruega, Polonia, Portugal Suiza, Suecia e Inglaterra, alcanza los US$ 211,9/MWh para el consumo residencial. A ese nivel, en Sudamérica se ubican Brasil (US$ 201,01/MWh) y Chile, pese a que el primer país cuenta con abundantes recursos energéticos (hidroelectricidad y petróleo, entre otros). Parte de la explicación de esta similitud entre las dos naciones estaría en que el costo y encarecimiento del insumo tienen directa relación con el crecimiento económico, una condición que han vivido ambos países en la región.
Fuente: Diario Financiero
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