China ofrece un crecimiento más limpio sin reducir su CO2 total
>> 17 de noviembre de 2009
El compromiso de China y EEUU, los dos mayores emisores de CO2, es esencial para un acuerdo en Copenhague que parece cada vez más lejano. Saber cuál de las dos potencias se compromete primero a reducir sus emisiones será uno de los temas calientes que discutirán hoy en Pekín Barack Obama y su homólogo chino, Hu Jintao.
Pero las expectativas de llegar a acuerdos son bajas. A la tibieza de EEUU se suma que China tampoco está dispuesta a aceptar cuotas al volumen total de emisiones, alegando que es aún una potencia en desarrollo y que sus emisiones per cápita son mínimas en comparación a las de EEUU y la UE.
Sin embargo, el Gobierno chino ha propuesto un sistema alternativo de cuotas a las emisiones por unidad de crecimiento del PIB, estimulando a las empresas a adoptar tecnologías limpias y a la inversión en energías renovables. EEUU puede sentirse presionado si Pekín confirma su compromiso para lograr sus "cuotas de emisiones por intensidad" en 2020, que podrían ser reducciones de entre el 40% y el 45%, según el ritmo de su crecimiento económico.
Para China, la introducción de "cuotas de emisiones por intensidad" de PIB son también un estímulo para mantener un crecimiento económico más equilibrado, llevar a cabo su plan multimillonario en energías renovables y nuclear, y reducir su dependencia del carbón en las próximas décadas.
El carbón aún representa el 70% de los recursos energéticos de China, y la situación es difícil de cambiar teniendo en cuenta la abundante reserva de este fósil en un país con escasez de recursos energéticos y que necesita importar gas y petróleo de otros países.
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