Bodegas Torres, vino con biomasa, sol y viento
>> 11 de marzo de 2010
No es una compañía recién llegada al antiquísimo planeta del vino, ni el capricho de un nuevo rico amante de las vinotecas. Todo lo contrario. Nacieron en 1800, son una firma de solera, facturan unos 200 millones anuales, exportan a 140 países, cuentan con 1.200 empleados… y saben que la vid es el vegetal más afectado por el calentamiento inherente al cambio climático.
Este es uno de los motivos que ha llevado a Bodegas Torres a convertirse en una empresa ejemplar, un espejo para las demás compañías del sector en su afán por aplicar las energías renovables en el conjunto de su proceso productivo.
Así, en 2008 colocó placas fotovoltaicas en las bodegas que tiene en Pacs de Penedés, lo que le permite cubrir el 11% de la carga eléctrica de esa bodega. También utilizan placas solares para calentar el 50% del agua que emplean para el embotellado y reciclan el 15% del agua que consumen.
Otro de los planes en marcha es el aprovechamiento de la biomasa -ya que generan 6 millones de kilos de biomasa al año por el raspón de las uvas, los restos de podas y de madera de sus bosques- para la generación de electricidad y desarrollan un proyecto pionero de investigación para capturar el CO2 que produce el vino.
Pero no se quedan ahí, ya que participan en la promoción de un parque eólico en Cataluña. Buena prueba de que integran la gestión medioambiental en todas las áreas es que emplean una furgoneta eléctrica para el reparto y están renovando la flota de sus representantes en favor de los híbridos o eléctricos.
La reducción del peso y el tamaño de las botellas como método para bajar la huella de carbono es la guinda de un proyecto empresarial que sitúa en vanguardia a España -el país con mayor extensión de viñedos del mundo y tercer exportador-.
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