Tras fuertes presiones populares, Japón abandonará la energía nuclear
>> 14 de septiembre de 2012
Fuente: El Mercurio
Los 50 reactores viables que quedan en el país no van a ser reemplazados cuando se acabe su vida útil y se van a desechar los planes para nuevas plantas.
El giro en la política energética será un cambio radical para Japón, que antes del desastre de Fukushima era el tercer usuario mundial de energía atómica. La medida reivindicará también al creciente movimiento antinuclear, que semanalmente ha protestado frente a la oficina de Noda.
Hasta el desastre de Fukushima, desencadenado por el terremoto y maremoto de marzo de 2011, el gobierno planeaba casi duplicar la electricidad generada por la energía nuclear hacia 2030, para llegar a 50% del total.
"La sociedad japonesa no podrá funcionar si se decide suspender permanentemente la generación de energía atómica", dijo Noda hace tres semanas.
El oficialista Partido Democrático de Japón (PDJ) emitió una propuesta la semana pasada que recomienda que la energía nuclear sea eliminada en forma gradual en 20 años. En un debate con los opositores a su liderazgo del PDJ esta semana, Noda dijo que su partido propuso "que nuestro objetivo debiera ser una sociedad sin energía nuclear. Tengo que tomar esto seriamente".
Si se pone en práctica, la política causaría estragos en la industria nuclear del país. "Además de las instalaciones de reprocesamiento, tenemos tres compañías -Mitsubishi Heavy Industries, Toshiba e Hitachi- involucradas en la construcción de plantas nucleares aquí y en el extranjero", indicó Yuji Matsuo, economista del Institute of Energy Economics en Tokio. "Igualmente, vendemos tecnología nuclear a países asiáticos. Todo tendrá que parar de inmediato".
La relación de Japón con EE.UU., su mayor aliado, también se podría ver afectada. Ambos países tienen un acuerdo de cooperación nuclear civil, y Westinghouse, un importante operador de plantas nucleares estadounidense, es propiedad de Toshiba. Líderes empresariales nipones se oponen enérgicamente a la eliminación.
La decisión también aumentaría las emisiones de carbono del país y ejercería mayor presión sobre sus finanzas. El borrador de la nueva política promete un mayor uso a largo plazo de la energía renovable y un mejor ahorro de energía. Pero como es un país sin reservas energéticas propias a gran escala, tendría que aumentar las importaciones de petróleo y gas natural para las empresas termoeléctricas.
El horror se habrá desvanecido para el apagón
El plan de Yoshihiko Noda para apagar las centrales nucleares responde tanto a una ganancia política a corto plazo como a una cuestión de principios. En los próximos meses enfrentará una elección general, que probablemente le costará el puesto. Necesita hacer algo osado y popular, y 18 meses después del desastre de Fukushima, no hay ningún asunto más crucial en Japón que la energía nuclear.
Enormes multitudes de ciudadanos han hecho manifestaciones semanales frente a la oficina de Noda, para protestar contra su decisión de volver a poner en marcha los reactores nucleares que fueron suspendidos después de Fukushima.
Sus dos principales rivales para la elección general -Ichiro Ozawa, el desertor del oficialista Partido Democrático de Japón, y Toru Hashimoto, el gobernador derechista de Osaka- se han definido como escépticos nucleares, y Noda sin duda espera debilitarlos.
Pero es difícil tenerle demasiada fe a los planes que hoy se hacen para el Japón de 2030. Noda es el séptimo Premier de Japón en los últimos seis años. Para cuando el apagón nuclear se complete, Noda ya habrá pasado al olvido y el horror de Fukushima se habrá desvanecido de la conciencia pública.
Los lobistas pro nucleares son decididos, tienen muchos recursos, dinero y paciencia, y si se salen con la suya, el plan de Noda nunca ocurrirá.
Fuente: El Mercurio
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