“Todo el territorio chileno está esperando que, de alguna forma, ocurra un sismo. Lo que pasa es que los sismos “interplacas“, es decir, aquellos que ocurren entre la placa de Nazca y la Continental, son los que tienen ciclos de recurrencia cada 70 o 100 años. Desde esa perspectiva la zona de Pichilemu, Talca y Concepción, junto a la zona norte de Chile, son las que estaban más proclives“.
Estas palabras las dice Diana Comte, sismóloga y académica de la Facultad de CienciasFísicas y Matemáticas de la U de Chile. Esto lo saco a relucir como una forma de anticiparnos a esa gran megasismo que se viene para el norte de Chile. Y lo digo porque así va a hacer. En 10 años o en 15, antes también.
Nadie desea que ocurra un evento de esa envergadura, pero por una vez existen condiciones e información que nos permite anticiparnos a los inevitables efectos que un fenómeno de esa naturaleza produciría.
Una de las grandes falencias que desnudó el voraz terremoto de febrero fue la absoluta vulnerabildad en las telecomunicaciones. Mientras en la zona central, por las pantallas de la televisión esperábamos a las 14 horas del sábado la ocurrencia de un sunamis en Hawai, no teníamos la remota idea que la furia del mar ya había devastado amplias zonas en en centro sur de Chile, dejando toda una secuela de muerte de centenares de compatriotas e inconmensurables daños materiales.
Las explicaciones sobre esta insoportable vulnerabilidad de nuestro país, a menos de un mes de vanagloriarnos por haber ingresado a la
OCDE , que reúne en teoría a los 30 países más desarrollados del mundo, sobran, es hora de adecuar recursos y voluntades para que nunca más quedemos tan incomunicados. En el Norte Grande hay bastante que hacer y pronto.
Lo ocurrido con Internet da para antología. Según Patricio Poblete, director de Nic Chile, que entre otras cosas administra los dominios cl, sostuvo que ”el sistema de Internet está diseñado para que no se produzca este tipo de colapso. Si hubiese funcionado bien se podrían haber evitado todo tipo de desinformaciones”, agregó.
A lo que el académico del Departamento de Ciencias de la Computación de la FCFM José Miguel Piquer complementa “en un evento como éste es sabido que los teléfonos no funcionan. Eso es esperable. Pero Internet es distinto; uno espera que se vuelva más lenta, más cargada, pero siempre operativa“.
Así, tanto no contar Internet, como con la energía mínima para lograr establecer comunicación al menos después del menos cero nos tornan absolutamente vulnerables. Es por ello que la administración de Piñera le corresponderá adoptar decisiones audaces en torno al desarrollo de la energía solar.Que en cada punto del territorio donde sea factible y donde sea abundante el recurso, contar con plantas fotovoltaicas que permita sean utilizadas en casos de emergencia.
En los actuales momentos, sobretodo tras el sismo, el impulso de la energía nuclear carece de absoluta factibilidad política, aunque de verdad creo que es injusto. Y esto no tanto por la tecnología en sí, sino más bien por la justificada desconfianza en el factor humano.
Un colega me decía si no fuimos capaces de alertar sunamis en forma oportuna cuando todo el resto del mundo sabía que la probabilidad era altísima, como vamos a confiar en las mismas personas para que adminsitren una central nuclear tras la ocurrencia de un gran megasismo. Así bienvenida sea la energía solar.
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